La asociación de estos animales domésticos con la leche es toda una creencia popular debido a su ilustración en múltiples libros y películas infantiles. Además, a la gran mayoría de nuestros amigos felinos les encanta, y por eso son muchos los dueños de mascotas que incorporan la leche a su dieta diaria y cuidados básicos.
Pero ¿es bueno para su salud que nuestros gatitos beban leche? Sigue leyendo para conocer la respuesta.
La verdad sobre los gatos y la leche
Durante el periodo de amamantamiento, los gatos son tolerantes a la leche materna debido a que su cuerpo produce lactasa, una enzima imprescindible para digerir el azúcar presente en la leche.
Sin embargo, una vez que han superado la fase del destete y empiezan a comer sólido, los gatos (al igual que los perros) dejan de producir dichas enzimas necesarias para descomponer la lactosa en su organismo, pudiendo desarrollar incluso alergias e intolerancias.
Si por ejemplo adoptas a un gatito que no ha finalizado el destete, lo ideal será que visites a tu veterinario de confianza para que te aconseje qué tipo de leche se adapta mejor a tu pequeño amigo con bigotes y durante cuánto tiempo podrás darle este alimento, ya que suele tener un período determinado.
Es muy importante que no sustituyas estos productos específicos por leche de vaca para humanos, mucho menos cuando son adultos, ya que contiene lactosa y podría ocasionar serios problemas digestivos a tu mascota. Para ello existen una amplia variedad de leches tratadas en el mercado que no contienen lactosa y que están enriquecidas con vitaminas y aminoácidos ideales para premiar a tu gato una vez superadas las 6 semanas.
¿Qué pueden beber nuestros felinos?
Principal y necesariamente agua. De hecho, tu gatito debería empezar a hidratarse con agua a partir de la cuarta semana, aunque pueden demorarse un par de semanas más.
Si convive con su madre, tu felino aprenderá a beber agua él mismo por imitación. Sin embargo, si se trata de un gato adoptado y está bajo tu supervisión y cuidado, deberás ser tú quien le ayude poco a poco ofreciéndosela pacientemente.
Además, si eres amante de los gatos sabrás que son animales muy curiosos. Para un primer contacto con el agua puedes abrir un grifo a su lado con muy baja presión, y podrás ver cómo su propia curiosidad será la que le lleve a tocar el agua con sus patitas para jugar. Después, puedes ir ofreciéndole agua en un bebedero adecuado a su tamaño. Recuerda que el agua deberá estar siempre limpia, fresca y lo más alejado del arenero posible.
Y si tu gato es más reacio a beber agua, también puedes optar por ofrecerle comida húmeda. De esta forma estará hidratado a la vez que alimentado con una dieta sana y equilibrada.
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