Los perros avisan cuando están enfermos. No lo ladran (¡ojalá!) pero sí hay señales que deberían poner en alerta a sus dueños. Algunas no son demasiado preocupantes, aunque la mayoría deberían llevarlos directos al veterinario. Con los perros pasa como con los niños pequeños, al no hablar es necesario fijarse si hay variaciones en su comportamiento o aspecto.
Lo realmente importante para saber cómo actuar y cuándo ir al especialista es conocer esos síntomas que deben ponernos en alerta. Porque detrás de un cambio suele haber un problema de salud más o menos importante.
¿Cuáles son los síntomas más comunes de enfermedad?
Trufa o nariz seca. Puede ser indicativo de fiebre y se considera una de las señales más frecuentes y más reconocibles de catarro en un perro. Las otras serían tos, decaimiento y pérdida de apetito. Seca no significa caliente. Mientras esté húmeda todo está bien. La trufa de un perro sano es húmeda, lisa, brillante, sin secreciones y sin agrietamiento. La fiebre no es sólo indicativo de catarro, también puede acompañar a infecciones por eso es importante prestarle atención.
Tos y tos crónica. Igual que la trufa seca, la tos es señal de catarro. Lo mismo pasa con los mocos y la secreción continuada de éstos. Si son abundantes, no transparentes y acompañadas de estornudos puede que el perro esté constipado.
Demasiada sed y orina. Que un perro beba mucho y, por tanto, orine mucho puede significar que ha desarrollado una diabetes. Se detecta fácilmente porque llama la atención la frecuencia con la que bebe (y orina) y la cantidad de agua que consume (y mea). También es habitual en estos casos que el perro se haga pis dentro de casa aunque esté educado para esperar a salir a la calle. Si ocurre con frecuencia hay que preocuparse.
Sangre en la orina. Si el perro orina muchas veces pero las micciones son muy escasas también está diciendo algo. Suele ocurrir cuando tienen cistitis. Cualquier persona que la haya tenido sabe cómo es: las ganas de orinar son constantes pero después salen dos gotitas.
Mal pelaje. El mal pelaje o incluso la alopecia, tanto general como localizada, pueden ser signos de enfermedades cutáneas como alergia, sarna u hongos, pero también de otras generales tipo leishmaniosis o enfermedades endocrinas. A veces la solución es tan sencilla como cambiar de pienso, pero otras se necesita un estudio más exhaustivo para detectar el problema.
Falta de ánimo. El estado anímico de un perro dice muchas cosas, o más bien lo dice todo. Si decae es que está pasando algo. Puede ser por un simple catarro pero también puede indicar que el perro está sufriendo una depresión o algún tipo de problema respiratoria o del corazón, explica Lázaro. A la mínima alteración recomienda ir al veterinario.
Respiración rara. Los dueños, aunque no sepan decirlo, saben cómo respira su perro, por eso es muy fácil para ellos detectar si hay una alteración de ese tipo. Cuando respiran muy agitados suele ser por un tiraje del diafragma, y cuando es más lento puede ocurrir por una bajada del metabolismo.
Vómitos y diarrea. Lo normal es que los vómitos y la diarrea sean por una gastroenteritis, pero no necesariamente tiene que ser ese el motivo. También puede ser por una alteración de la flora intestinal o por haber comido algún alimento raro para el animal. Con un cambio de dieta, la gastroenteritis suele pasarse en un día, pero si se prolonga hay que llamar al veterinario. Especialmente en los casos de perros pequeños o ya de edad avanzada porque puede provocar una deshidratación.
Mi perro anda raro. Los movimientos raros pueden ser de varios tipos, desde cojera hasta dificultad para levantarse, y pueden indicar varios problemas. Los más habituales, sobre todo en los perros jóvenes, son traumatismos por un golpe, pero cuando el animal ya es mayor una cojera puede ser indicativo de otros problemas de salud como osteoporosis, artrosis o artritis o displasia.
Bultos que no deberían estar ahí. Como en los humanos, un bulto anómalo puede ser un tumor. Aunque esté suelto en la piel, es mejor que lo revise un especialista que dejarlo y que crezca. Los tumores son habituales en perros y sobre todo el de mama en perras que no han sido castradas. A partir de los 8 o 9 años se da en el 50% de las perras que no han sido esterilizadas.
Ojos blanquecinos o con mucho lagrimeo. El color blanquecino de todo el ojo indica un problema en la córnea, mientras que el color blanco sólo de la pupila indica la presencia de cataratas u opacidad del cristalino que está situado en el interior del ojo. Si abre y cierra mucho los ojos puede ser por una conjuntivitis, que se manifiesta también con aumento de lagrimeo. Hay dos tipos: bacteriana o por una úlcera. Es importante saber distinguirlas porque el tratamiento es totalmente distinto. La úlcera corneal no se ve fácilmente y suele detectarse en consulta suministrando gotas de fluoresceína.
Dolor de oídos y mal olor. Los dolores de oído son muy molestos y el perro lo demuestra sacudiéndose mucho las orejas. Ahí hay que llevarlo al veterinario. Hay que hacerlo también si hay secreciones de oídos o incluso mal olor, porque puede haber una infección. En caso de que el perro tenga cerumen hay una norma obligatoria: nunca usar bastoncillo. Para eliminar se puede optar por algodón o una toallita específica.
Exceso de salivación. Esto no vale para los dueños de perros tipo mastin o boxer porque éstos salivan mucho por sistema. En otras razas, la salivación excesiva puede indicar problemas: Heridas, quemaduras e infecciones.